dilluns, 26 de febrer del 2007

Los premios Oscar...

Lunes, 26 de febrero. ¡Qué peñazo! Escucho la radio por la mañana temprano y sólo saben hablarme de fútbol ~~como siempre~~ y de los premios Oscar. Y en los informativos de mediodía de las diferentes cadenas televisivas sufro la misma matraca.

Ya me han ido llegando durante todo el fin de semana, y aún antes, retazos de noticias sobre ese evento en todos los telenoticiarios, programas que son prácticamente los únicos que veo en el medio que les da soporte (además de Los Simpsons y los partidos del Barça, si són gratix, claro).

Que este lunes los programas de banalidades y venalidades vayan repletos de esas basuras propagandísticas me parece coherente, pero rechazo que se incluyan esos publireportajes en los programas informativos.

Lo que me parece más vituperable son las intervenciones de los "expertos" cinematográficos. No es que añore aquellas épocas en que los pesadísimos críticos marxistoides machacaban sistemáticamente a ciertos directores en función de criterios subjetivos y dogmas gallináceos ~~no, eso no, por favor~~, lo que no se puede aceptar es que se califique de especialistas o críticos a gentes que parecen ser simplemente híbridos de publicistas de pornografía sentimental y de eruditos de nimiedades cinéfilas.

En fin, ¿para cuándo, en lugar de tanto reclamar la independencia política respecto de un ente gestor delegado por el Imperio, nos decidimos a reconstruir nuestra soberanía cultural? Heterogénea, desde luego.

Empecemos por empaquetar y guardar en el cuarto de los trastos viejos un evento tan naftalínico y ridículo como el chanchullo este de los Oscar.

Post scriptum 1. Se me olvidó decir que no he visto El laberinto del fauno de Guillermo del Toro, pero que no dudo que cuando la vea me ha de gustar. ¿Habéis visto Cronos, 1992, su primera película? Fenomenal. Este director es magnífico, incluso hizo con Mimic, 1997, en potencia uno de esos bodrios tan típicos de la industria del adormecimiento, un trabajo estupendo.

Post scriptum 2. Para los que se pregunten en qué uso mis horas libres si no miro la tele, he aquí una respuesta referida a estas últimas semanas:

  • en participar los viernes por la tarde en una tertulia;
  • en leer revistas como Archipiélago (suscriptor), Le Monde Diplomatique (suscriptor), Diagonal (suscriptor), Directa, Rojo y Negro y Libre Pensamiento;
  • en releer El Principe Valiente de Harold Foster;
  • en leer El amor y occidente de Denis de Rougemont;
  • en hojear Gárgoris y Habidis de Fernando Sánchez Dragó y ojear El misterio de la voluntad perdida de José Antonio Marina;
  • en ver la película El manuscrito hallado en Zaragoza, basada en la novela homónima de Jan Potocki;
  • en escuchar discos de The Doors, Sun Ra, Miguel Aceves Mejías, Roky Erickson & The Aliens, Miles Davis, Toti Soler, Lole y Manuel, Frank Zappa, Gerard Quintana...

Las horas que dedico a Amics de les Arts i Joventuts Musicals, a Terrassa-O-Culta, a Terrassa Acció Creativa, etcétera, no las considero libres, sino más bien horas dedicadas a cumplir con un imperativo categórico.